Para un óptimo uso controlado, PÖTTINGER ofrece diferentes variantes de rejas con diferentes posibilidades de combinación de las salidas en la bota de abono. Con ello se cubren muchos campos de aplicación. Las posibilidades mostradas son ejemplos para el uso práctico.
La salida en la bota de abono se ajusta 100 % arriba, por lo cual la semilla va mezclada directamente en la capa de suelo superior desde 0 hasta 5 cm. El punto está cerca detrás del brazo del cultivador. Para el abono se puede usar en la primavera en la preparación del semillero - se evitan pérdidas de emisión gracias a la cubierta inmediata.
Se pueden esparcir leguminosas como recolectores de nitrógeno para un ajardinamiento efectivo. También la siembra de leguminosas de grano grueso con grandes cantidades a sembrar, como por ejemplo habas, es posible.
Antes de la siembra de trigo, se puede hacer un abono de inicio en otoño con un efecto de abono uniforme en todo el desarrollo de las plantas jóvenes.
Con un ajuste 50% material arriba y 50% abajo se abona en la superficie así como en la suela de reja. La distribución de abono se hace por toda la profundidad de trabajo - apto de forma óptima para un abono de equilibrio de fosfato. El proceso es también apto para el laboreo del suelo base en otoño con profundidades de trabajo desde 15 cm.
La máxima eficacia se consigue en el laboreo primaveral y es así muy apto para maíz. Para ello se aprovecha el abono como añadido inicial en la capa de suelo más arriba para el desarrollo de plantas jóvenes - el efecto de mullido del depósito profundo arrastra las raíces hacia abajo. El abono acompaña la raíz a lo largo de la profundidad de trabajo.
El material sale al 100 % abajo, el punto de abono está en la suela de reja. Con ello se puede depositar el abono en la capa del suelo inferior hasta 35 cm. Se suelta el suelo en profundidad y al mismo tiempo se aplica un depósito de abono. Preferentemente se debería usar abonos de nitrógeno estabilizados - se evitan pérdidas de emisiones.
En el laboreo otoñal se deposita el abono en profundidad y queda inactivo durante el período invernal. La mineralización de abono N estabilizado inicia a partir de una temperatura del suelo de apróximadamente 8 grados - ideal para remolacha azucarera, que desarrollan sus raíces gracias al efecto mullido en estos profundos horizontes, para explotar la húmedad del suelo.